Aquests dies estic enllestint El tiburón de 12 millones de dolares (Ariel, 2009, 330 pàgines), de l’economista Don Thompsom. El subtítol ja ho diu tot: La curiosa economía del arte contemporaneo y las casas de subastas. Un munt dades sobre aquest món, llistes dels 25 artistes amb vendes milionàries, del top ten de galeristes i col·leccionistes, de les obres més cares venudes en subhastes, etc. L’art vist com a negoci i quantificat de forma quantitativa, i la valoració “qualitativa” basada en dòlars. El gran slam de l’art, clar que tot el que diu també es podria aplicar al futbol o al tennis. Com a mínim serveix per a desmitificar moltes coses.
“Hay aproximadamente 40.000 artistas residentes en Londres, y más o menos el mismo número en Nueva York. Del total de 80.000, 75 són artistas superestrellas con ingresos de 7 cifras. Por debajo de ellos estan unos 300 artistas maduros que tienen éxito, que exponen en importantes galerias y obtienen unos ingresos de 6 cifras por su trabajo. En un nivel siguiente, hay unos 5.000 artistas que tienen algún tipo de representación, en su mayoría de una galeri establecida, y que complementan sus ingresos a través de la enseñanza, la escritura o de una pareja que les apoya.
Se cree que habitualmente hay unos 15.000 artistas vagando por las calles de Londres en busca de representación de alguna galería, y una cantidad similar en Nueva York.
[…] El resultado neto de este proceso es que hay unos 45.000 artistas en Londres y Nueva York tratando de vender en privado o através de cooperativas o galerías subirbanas, o que se han dado por vencidos. Muchos habrán dejado el mundo profesional del arte a los 30, para ser sustituidos por el remplazo de ese año de graduados en Bellas Artes”
Casualitat? El cas és que els dos darrers llibres que he llegit, aquest de Don Thompson i l’anterior de Jeff Rubin (aquí el comentari) estan escrits per economistes canadencs, tots dos de Toronto.
