És més fàcil entendre el llenguatge i les inquietuds d’un artista de la teva pròpia generació. Yinka Shonibare (Londres, 1962) és una mica més gran que jo –però no massa– i com qui diu toca tots els pals. Aquests dies exposa el seu treball a la Sala Alcalá de Madrid, i això ens permet descobrir –pels que no el coneixien– un artista compromès amb la política, la societat i la cultura del seu temps, que parla de la bellesa, de l’oci, de l’artifici i el decorat de l’art contemporani.
“No concibo mi arte en términos de realidad”, dice. “Es ficción, es una falsificación, una interpretación. Un instrumento teatral es la perfecta manera de representarlo. No hago documentales. Creo que todo es objetivo y falso a la vez, como en las noticias de la televisión. Y la historia supuestamente lo es, dependiendo de quién la escriba. Yo no juego a adoptar un punto de vista objetivo. No intento decir la verdad. Como artista tienes que ser el mejor mentiroso de la sala. La verdad es un artificio, es algo artificial“, subraya. Pero sí hay verdades en su obra. “Claro, pero la gente se puede vincular mejor con la obra si la ve como un entretenimiento. Con cierto grado de parodia y de humor. También de belleza, de exceso. Y como segunda mirada, descubrir el lado oscuro. Siempre hay cierto grado de violencia escondido“. [Tota l’entrevista, realitzada per Fietta Jarque, aquí en el País –Babélia– del 5 de febrer de 2011, pàg.17- 18][la imatge ve d’aquí]